lunes, 8 de agosto de 2011

Lluvia de estrellas.

Viernes. 4 días para la lluvia. Y no podéis llegar a imaginar lo que significa para mí. Es mucho más que una lluvia de estrellas, es mucho más que una noche mirando al cielo. Es mucho más que todo eso. Es... la sensación de tener algo que mirar. La alegría al ver una. Los deseos que se pueden pedir, se cumplan, o se dejen de cumplir. El coche; que parecerá una tontería, pero me pongo a temblar sólo de pensarlo. El suelo, con nuestras toallas. Yinco ladrando cada 2 segundos en busca de amor. Los bocadillos-cena, la "fiesta" ibicenca con cócteles sin alcohol, y farolillos imaginarios. Música, bailes y cánticos con unas gafas retro y un gorro de paja.

No puedo dejar de recordar la noche de el ángel, en las cruces, viendo las estrellas, así, sin más. Sin esperar nada, y esperándolo todo. Viendo formas inexistentes en el cielo, formadas por las estrellas. Y mi frase típica de El Rey León, "recuérdalo, recuérdalo", con todo lo que ello conlleva.

Sé que siempre que planeamos algo nos sale raro, pero... tengo ganas. Ganas de que llegue. Ganas de vivirlo. Ganas de estar tumbada en el suelo, mientras los mosquitos me acribillan, y que realmente lo único que me importe es el momento. El cielo. Las figuras. La música. La luna. Los sueños.

.Alba.

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