viernes, 2 de septiembre de 2011

Viaje. La vuelta.

He vuelto. Si, he vuelto a Villena, con ganas, y sin ellas. Con ganas de volver y estar en un sitio donde tengo, por decirlo de alguna manera, los pies en el suelo. Y con ganas de quedarme en las nubes, de quedarme en una masa de tiempo que no importa si pasa, o si deja de pasar, porque nada tiene la menor importancia.
Echo de menos eso. Echo de menos que el tiempo no tenga importancia, y que un día de espera sea igual de no importante que una semana. Echo de menos levantarme y saber que podría respirar sin importar cuánto o cómo. Echo de menos abrir los ojos y ver cielo, y árboles, y sol. Echo de menos a los vecinos que no me dejaban leer con su tele, o sus tardes de viciadas al bingo. Y echo de menos que el no poder leer hoy, no importara, pues siempre quedaría el mañana.
Echo de menos descubrir cosas poco importantes, y que me sacaran una sonrisa. Como que el cielo estaba nublado. Como que todos los pueblos se llamaban igual. Como parar a un lado de la carretera para coger una planta rara. O simplemente el placer de sentarte en el cesped y pensar un "hoy no voy a hacer nada." Nada que no sea estar echada aquí, en la sombra, en el cesped, y sentir. Sentir la brisa. Sentir el sol en mi piel. Y observar la nubes con sus miles de formas, y los pájaros.
Echo de menos las vacaciones. Echo de menos Valencia de Don Juan. Echo de menos el tiempo.

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